Recordamos la naturaleza «filosófica» de todos los países que, como instituciones humanas, tienen todos su «idea». Y ello a colación del último discurso de Joe Biden al pueblo estadounidense, en el que formula el llamado «credo neocón»: América no es solo una nación, es una idea. América y todos los demás países, Joe.
Tras dos días de vacaciones forzadas por la llegada del tifón Gaemi a Taiwán, conducía esta mañana por el desolado agro taiwanés escuchando a mi podcaster favorito, el exabogado londinense de origen griego Alexander Mercouris. En su programa del 25 de julio, que por la diferencia horaria escucho al día siguiente, Mercouris se hacía eco del último discurso del presidente Joe Biden a los estadounidenses. Durante el mismo, Biden recurrió al conocido tropo «América es más que una nación, es una idea».
Mercouris se apresuró a señalar que esta fórmula resume el llamado «credo neocón», por el cual los EEUU no serían solo una serie de instituciones políticas y legales, un pueblo, etc., sino una idea «metafísica», y que perseverar en este tratamiento de los EEUU ponía al país en colisión necesaria con otros países. De las palabras de Mercouris se desprende que EEUU debería deshacerse de esta fórmula metafísica y conducirse como los demás países, que al parecer no tendrían una idea.
Bien, he escuchado suficientes programas de Alexander Mercouris en estos dos últimos años para saber que estaría de acuerdo conmigo en la importante matización que voy a hacer a su exposición: todos los países tienen una o varias ideas de sí mismos, otra cosa es que esa idea se ajuste mejor o peor al curso en el que están embarcados.
No se trata de recurrir a la duplicación del mundo que Platón postuló en los pasajes más radicales de La República (el mundo de las configuraciones reales y el mundo de las ideas que les corresponden), sino de señalar que toda configuración del mundo es necesariamente organizada por grupos de hombres, y que la idea que surge de esa organización tiene que ver con acciones prácticas inarmónicas de estas configuraciones.
La institución humana del periodismo genera, por decirlo así, su propia idea. A saber: la búsqueda de la objetividad y la ecuanimidad a la hora de elaborar y publicar una noticia. Como todos sabemos, esto no es sino el ideologema que se concatena con la propia actividad periodística real, pero que entra en crisis cuando ciertos elementos también reales que forman parte de la institución, amenazan con engullir al resto. Me refiero a los intereses creados de los dueños de los medios y sus financiados, ya sean grandes corporaciones extranjeras o Estados, o una mezcla de ambos, que distorsionan el ideologema. Tan real es la práctica de la manipulación informativa como el ideal deontológico por el que se rige, aunque este se viole.
Lo mismo ocurre con otras instituciones humanas y por supuesto con los Estados, que son una suerte de megainstituciones. El problema surge cuando la idea rectora, el mapamundi que genera, es incapaz de corregir su rumbo respecto de las nuevas configuraciones que surgen. Esto es lo que le estaría ocurriendo a los EEUU y lo que le ocurrió a otros imperios y Estados anteriormente. Le ocurrió a la China dinástica, al imperio Romano, a la URSS, etc.
El llamado «credo neocón» se le aparece a Mercouris como «metafísico» cuando en realidad debería calificarlo de «inadecuado» para el momento que vive los EEUU, pues si dejara de ser imperio no por ello dejaría de ser una idea, más bien dejaría de ser una idea imperial para pasar a ser otra cosa, como le ocurrió a España durante el doloroso siglo XIX. En otras palabras, el problema no es que EEUU sea también una idea, pues todos los países son una idea, sino que esa idea ya no sirve para el periodo de decadencia en el que ha entrado, y sostener esa idea a toda costa solo acelerará su declive.
Cuando el imperio caiga, EEUU se convertirá en otra cosa, quizás incluso se desintegre en entidades más pequeñas, como preveía el propagandista Robert D. Kaplan, y surgirán nuevas ideas de lo que es EEUU, hasta que se imponga una como hegemónica. Ese día podría estar más cerca de lo que creemos.